Mis ex libris.
I. Los tipográficos
Tal vez sobra insistir, pero lo hago: siento una fascinación muy especial por la tipografía. Mis ex libris más queridos, aunque sencillos, son los tipográficos.
Este lo imprimió Juan Pascoe recientemente. Se trata de una paráfrasis del del canónigo José María y Chávez, un laberinto tipográfico parecido a los mozárabes del siglo XIII.
Este hermoso monograma que también uso para mi papelería personal lo diseñó José Luis Lugo, uno de los mejores diseñadores editoriales de México; tardó tan sólo un par de horas.
De Germán Fraustro, excelente restaurador de papel, genial artista y bibliófilo empedernido. Hace tres de años montó una prensa de tipos móviles de la que salieron un par de divertidos libros, la desmanteló porque obtuvo un buen trabajo como restaurador, aunque él prefiere crear. Fue un reto personal. Diseñó un sistema ingenioso para sostener los pequeños tipos móviles y formar esa graciosa curva con mi nombre. Por sus colores me recuerda el trabajo de uno de mis impresores favoritos, el holandés Hendrick Nickolaas Werkman; su trabajo ha sido inspiración para el mío con tipos móviles.
II. Los artísticos
Conocí a Artemio Rodríguez cuando Mercurio López y yo preparábamos la edición de Ex libris Mexicanos. Artistas del siglo XX. Ramón Reverté, editor de RM, sugirió a Artemio y a Joel Rendón hacer ex libris para que los artistas jóvenes activos a finales del siglo aparecieran en el libro. El mismo día que lo conocí le pedí un ex libris: una pareja. Yo sugerí un ángel (José Luis lo es); cuando recibí esta imagen me sorprendí, se trata de un par de demonios que disfruta de un libro ilustrado. Artemio me dijo: “no conozco a José Luis, y a ti tampoco, pero estoy seguro de que son más demonios que ángeles” me gusto mucho, aún con el demonio con cola de sirena –que no se trata de un hijo, valga aclarar– que nos sopla malos consejos al oído.
“Posesión y entrega son actos recíprocos” es una frase tomada de La llama doble, de Octavio Paz. Quería un ex libris erótico porque sé que son buenos para los intercambios, así que le pedí a Joel Rendón éste. No sé si sea muy erótico. Transcribo lo que escribí sobre él para La Galera hace unos años:
Ante la ausencia de ex libris eróticos en México, le solicité uno a Joel Rendón. Realizó una marca que muestra el encuentro sobre un suelo de estrellas. La pareja dibuja con sus cuerpos entrelazados un paisaje de montañas, mientras que una voluta prehispánica, que representa la palabra, emerge de la boca del hombre. Éste porta el espejo humeante de Tezcaltlipoca.
Por último, un ex libris sobre ex libris, aguafuerte de Francisco Quintanar.
Además de estos, algunos artistas me han dedicado grabados sin consultarme. Los guardo con cariño, aunque no me representen. Sergio Sánchez Santamaría me dedicó una langosta, José Antonio Platas un par de eróticos –uno de ellos un ménage à trois– y un pez, Joel Rendón uno con la imagen de Giusepe Garibaldi para un concurso convocado por la Fundación Casa América en Génova, y que ahora mismo se puede apreciar en el Museo del Periodismo y las Artes Gráficas (mejor conocido como Casa de los Perros y por el fantasma de José Cuervo) en Guadalajara.
Para mi cada ex libris es un trabajo al alimon entre el artista y el propietario; uno interpreta las ideas del otro. Cuando ambos están felices con el resultado, ha nacido un nuevo ex libris.
7 comentarios:
El mejor es el monograma, por sencillo y elegante. Me gusta el de los demonios. Pero el erótico no es erótico. Él parece que está pujando, y ella, impacientándose.
¿Verdad que no? Yo también pensé lo mismo... Y los coleccionistas también, no tiene éxito.
El monograma, en cambio, lo uso para todo, me encanta.
Esoty completamente de acuerdo con Aurelio: el monograma es excelente, también me gusta el de los demonios y pienso lo mismo sobre el pseudo erótico.
Una nota sobre la paráfrasis al delpresbítero Chávez. El tuyo se lee más limpiamente que el de aquel, quizá porque intentó virar la tipografía en el sector de la izquierda, poniendo de cabeza la C y la E, pues el resto de las letras son casi simétricas, salvo la R, que no pudo poner de cabeza. Ese detalle le da un carácter misterioso (a la vez que ilegible) al del presbítero.
Querida Selva:
Es notorio que el monograma está realizado con el amor que le inspiras a José Luis, ¡y ciertamente es un excelente diseñador editorial! Adoro su trabajo... Por otro lado, creo que te faltó comentar un poco más el de Francisco, ya que creo que su trabajo es my fino en el detalle y los materiales que utiliza. Me gusta el tono sepia y un poco la idea de los demonios volándose los ex libris de los libros, ya que en parte es lo que hacen los coleccionistas: desprender las marcas personales para darles otra identidad y espacio fuera del uso para el que fueron pensadas... Es una bella colección de ex libris personales...
Víctor, tienes razón, es misterioso el ex libris del presbítero José María Chávez.
Lo que me parece aun más interesante es justo la ilegibilidad. En el tiempo de Chávez los ex libris eran tipográficos: una cédula con el nombre al centro rodeada de un marco compuesto por flores tipográficas (que son esos ornamentos que a veces acompañan las portadas de los libros antiguos y que debes conocer bien).
Juan Pascoe que ha estudiado la tipografía mexicana con ese método que veces arroja resultados tan interesantes, aunque molestos a veces para los académicos, el de la observación minuciosa (el mismo que Covarrubias usó para su tesis sobre el desplazamiento de las culturas en el continente americano), se entusiasmó mucho cuando le propuse hacer un ex libris que recordara al de Chávez.
En ambos casos no es tan importante la lectura del nombre del titular, que además gracias a la repetición bien se lee (el cerebro tiende a completar las palabras cuando de letras se trata), como la estética de la tipografía, ambos son casos en los que el diseño se privilegia, con doscientos años de diferencia, claro...
Selva, ¡están a todo dar! Y sí, vaya que el primero se parece a los cuadrados mágicos. Me gusta, amén del segundo.
Un honor tu mensaje y la consideración. Gracias.
~Mael Aglaia
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