domingo, 5 de junio de 2011

La letra A

Para Alejandro, diseñador de tantas A.

La revista Tierra Adentro dedicó su último número al arte de la letra. Reunió imágenes y textos que hablan de los que nos dedicamos a dar forma a las palabras. Algunos de mis mejores colegas aparecieron en forma de texto o de imagen, otros hicimos estudios del oficio de la tipografía, casi declaraciones de amor. De mi extenso cúmulo de letras, quedó fuera esta breve nota sobre el origen de la A. Espero que la disfrutes, no dejes de comprar la revista, cuesta cincuenta pesitos.
Aquí puedes leer todo el ensayo, las imágenes, ejercicios de tipografía de mis alumnos de licenciatura, las puedes ver aquí.






Letra dibujada, letra impresa
La letra es la unidad básica del tipógrafo. Pequeñas unidades de forma compleja cuya disposición de líneas, curvas y rectas, ha sido convenida por los hombres con el paso de los siglos. Su diseño individual está dotado de características minuciosas; pequeños detalles que la diferencian de las demás y que permiten su decodificación fonética. Cuando un niño distingue por primera vez los rasgos de las letras de su nombre se sorprende ante la indiscutible verdad: esa combinación de caracteres con rasgos específicos, dice su nombre y no otra cosa. Lo mismo sucede cuando ese niño obtiene la experiencia de descifrar algún letrero en la calle. Sorpresa.





La letra de imprenta, despojada de la imprecisión de la mano, comenzó a diseñarse a partir de Gutenberg. En el inicio se grabaron los mismos caracteres góticos de los códices manuscritos sobre un pequeño pedazo de madera para fundir varios moldes en metal de una misma letra. De este molde o fuente surge el bonche de letras necesarias para formar una página. El diseño de estas piezas sólidas se enfrentó con un impedimento físico: la posibilidad de traslapar una letra sobre la otra. En la letra escrita es posible variar la distancia entre las letras de cada palabra y cada párrafo, en la letra de imprenta no.

El origen de la forma de cada letra, cifra y símbolo del alfabeto latino es un misterio. ¿Cómo es que un símbolo como el que representa al fonema “A” (primera voz que sale de la boca de un infante) haya derivado en esa forma, por poner un ejemplo? En su Prehistoria del alfabeto (Academia Nacional de Ciencias, México, 1956) Gutierre Tibón habla del buey como principio fonético de los albores de la civilización: el hombre domestica a la vaca, al buey, obtiene su carne y su leche. “Aaaa” es la respuesta del animal: el álef fenicio. Los cuernos de la vaca y la estilización de su cabeza, son también símbolo de la lactancia y maternidad. Siglos antes, los asirios ya representaban a la mujer con un triángulo invertido (representación del pubis) formado por su trazo de cuña; curioso es que la forma de la V no esté tan asociada con el reino femenino de la A.



Del libro ¿Con qué rima tima? de Alejandro Magallanes.

Un día esa forma púbica se transformó en vaca, siglos después en luna menguante. Fue inevitable para la pre escritura latina ligar a la vaca y la luna con el ciclo menstrual y la función femenina de amamantar. La nursery rhyme inglesa del siglo diecinueve nos recuerda el vínculo entre la A y su gestación de lo femenino cada vez que la vaca salta sobre la luna.

High diddle diddle,
The Cat played the Fiddle,

The Cow jump'd over the Moon,

The little dog laugh'd to see such Craft,

And the Dish ran away with the Spoon.


Los latinos giraron 180 grados a esa luna, vaca, mujer y se transformó en la A que conocemos. Según cuentan Gregorio R. Salvador y Juan R. Lodares en su entretenida obra Historia de las letras (Espasa, España, 1996) “En ese viaje zigzagueante egipcio-semítico-fenicio-griego-etrusco-latino van todas las letras latinas, encabezadas por la A mayúscula, porque la minúscula vino después.” La forma de la A latina mayúscula es inscrita para siempre con esa forma majestuosa y triunfante en el túmulo del emperador romano Trajano. Si el cincel fue el instrumento y el mármol el soporte de la escritura, es a estas dos herramientas a las que se le debe la forma con remates o patines debajo de las astas de la A. Este es una de las hipótesis acerca del origen de las misteriosas patas, serifas, que acompañan a las letras romanas y que tienen la virtud de facilitar la lectura por esa cualidad de volver el sinuoso dibujo inferior de las letras formadas una detrás de la otra en una línea horizontal.





Del libro ¿Con qué rima tima? de Alejandro Magallanes.


Entre este alfabeto trajano y las letras fundidas de Aldo Manucio hubo casi quince siglos de transformaciones manuscritas de la letra. Los calígrafos romanos con su cálamo y tinta preservaron las serifas, pero eliminaron los trazos que les parecieron ociosos para las obras de escritura rápida. Surgieron las minúsculas. Antes del gran primer congreso tipográfico celebrado en la acuosa Aquisgrán por el emperador Carlomagno, la letra romana variaba de pueblo enpueblo y su interpretación era complicada, no importaba: pocos eran los lectores. Pero sí importó cuando el emperador notó que la forma también era interpretable y que transformaba inevitablemente el contenido. Al notar que la lectura de las Sagradas Escrituras variaban según sus formas de escritura, el emperador reunió a los mejores calígrafos y a los grandes eruditos para discutir sobre el modo de definir una manera única para escribir los textos sagrados. Se trata del reconocimiento del oficio como factor determinante del conocimiento. Calígrafo-Sabio como gran unidad. Esta dualidad, concentrada antes en una sola persona, el escriba que en todas las culturas antiguas fue el símbolo del poder que da el conocimiento, se perdió en algún lugar de la vida industrial del siglo XIX y cedió su poder al editor, el responsable de los textos que se publican. Irónico es que algunas publicaciones ahora deslindan al editor de la responsabilidad del contenido de los textos en esas letras pequeñas que aparecen después del directorio.

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Dedico estas letras sobre la letra A a mi querido amigo y genial diseñador Alejandro Magallanes, que acaba de publicar su libro de poesía ¿Con qué rima tima? en editorial Almadía. Este jueves 6 de junio a las 19:30 es la presentación, en la galería Vértigo, Colima 23-A, colonia Roma, en la ciudad de México.

Si puedes ir, no faltes.