martes, 30 de diciembre de 2008

ONCE

Para los que aprecian el arte de la contemplación.

Pequeña obra
José Julio Rodríguez
Amigos del Café París
México, 1952


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Dice Heráclito que
todo se mueve y nada
permanence.

Esta Pequeña obra fue impresa, nuevamente, en la imprenta de la Editorial Cvltura, el día de todos los santos de 1952. No encontré nota alguna de José Julio Rodríguez en la red, por lo que decidí dejar completa esta semblanza biográfica de Antonio Castro Leal para ti.
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Las 24 xilografías, bellas miniestampas, están impresas en papel Aereo Extrafino (yo pensaba, antes de leer el colofón, que se trataba de una especie de papel japonés fino para impresión y me pregunto: ¿dónde quedó esta rica variedad de papeles mexicanos que se fabricaban en todas las calidades y para cada necesidad?). La mayor de ellas, la número doce, apenas mide 5 centímetros de alto. Cada una está protegida por passepartout de papel Cokier. El autor tuvo la delicadeza de numerar cada una y firmar cada ejemplar de los 300 de la tirada.

José Julio Rodríguez, alumno de Francisco Díaz de León en las Escuelas al Aire Libre y profesor después de la Escuela de Artes del Libro, es uno de esos casos en los que el alumno supera al maestro. Como grabador y tipógrafo sus obras son impecables. Me sorprende en estas miniestampas la calidad de la línea, la cantidad de matices que obtiene dentro del alto contraste, el movimiento y la sotura de sus líneas y la belleza de sus composiciones. La mayoría no pasa de los 3.5 cm de alguno de sus lados. Seleccioné sólo doce de los veinicuatro: desnudos, paisajes, vistas de pueblos y una mano tocando el piano. Me faltó, lo siento, agregar algún retrato para que notaras lo verdaderamente bueno que era José Julio Rodríguez. Si tan sólo viviera para hacerme un ex libris...

No me sorprende que haya elegido José Julio Rodríguez pensamientos de Walter Pater como introducción de su Pequeña obra de 12 x 8.5 cm, 24 grabados y 32 páginas, me encanta el comienzo: 
En el mundo interior del pensar y el sentir la corriente es más rápida, la llama más intensa y voraz. No es ya el movimiento de la ribera, en donde el agua corre bajo una aparente inmovilidad, sino en el curso violento en la mitad del río, que arrastra la acción momentánea de la vista, la pasion y el pensamiento.
Así que te invito a colocar el pensamiento en el movimiento de la ribera, donde la movilidad del agua es apenas perceptible, y en este estado, mirar cada una de estas doce miniestampas. Las inscripciones, el arte, los libros, los grabados no cambian en esencia, lo que sí cambia es la forma en la que los miramos. "Aprender a ver las formas viejas con ojos nuevos, en lugar de mirar, como hasta ahora, las formas nuevas con ojos viejos", dijo Jacobo Siruela, citando al gran Gustav Meyrink, cuando habló a El País de su proyecto editorial Atalanta. No dejes de leer el artículo completo, aunque ya lo hayas leído antes.

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4 comentarios:

Mónica Sánchez Escuer dijo...

Qué belleza de libro, las xilografías son impresionantes y la muestra que nos diste del texto introductorio, toda una revelación.

Martha, la de siempre dijo...

Mi querida Selva: con la dedicación que pusiste en la elección de estas 12 entradas (aún falta una!) y toda la riqueza que nos compartes de cada una, entiendo mejor y cada vez más tu amor por los libros. Gracias!!

JP dijo...

-- que esplendidas imagenes, crees posible encontrar (o publicar) mas imagenes de este artista? genial. Espero pases muy buen anio nuevo!

Antrax dijo...

Desafortunadamente la Obra de mi padre ha ido desapareciendo, mis medios hermanos, hijos de su primer matrimonio jamas le pusieron atención a su obra ni cuidaron la continuidad de la misma este libro solo le he visto en su natal San miguel Allende Guanajuato.

Mi nombre Es Claudio Rodriguez Hernandez, primogenito de su segundo matrimonio