martes, 11 de noviembre de 2008

Los demasiados ex libris

Para mis lectores tipógrafos

Ex libris para Mary Gill
Grabado en cobre, 1926


Según James P. Keenan, presidente de la ASBC&D, una colección de ex libris activa llega a tener cerca de diez mil ex libris en promedio. “doce mil ejemplares en mi colección, me dijo recientemente, mil por cada año, no está mal, ¿no?”. La colección del Frederikshavn Kunstmuseum in Danmark alberga 400 mil. Haciendo un cálculo somero –nunca los he contado todos juntos–, yo tengo cerca de cuatro mil; y ahora una confesión: de ese bonche, muy pocos son los que verdaderamente me gustan; para que logren gustarme tengo mis razones, ya sean estéticas, históricas, temáticas, anecdóticas o sentimentales.

Cuando descubrí que los ex libris podían adquirirse de forma selectiva a través de la compra, pensé en reunir una serie de ex libris de diseñadores tipográficos: Frederick W. Goudy, Rudolph Ruzicka, WA Dwiggins, Rudolf Koch, William Morris, Hermann Zapf, Jan Tschichold, Emil Orlick, Eric Gill… La lista es larga, rara y, principal obstáculo, muy costosa.

Ex libris para Ananda Coomaraswamy
Xilografía, 1926


Hoy me contento con ser coleccionista virtual y comparto contigo esta serie de perfectos ex libris que encontré hoy por la mañana con la ayuda de Google mientras buscaba la ficha del ex libris de la nota anterior. Son del visionario, preciso y excelso tipógrafo inglés Eric Gill. Ahora sé que nunca, ni virtualmente, podré tener todos sus ex libris: un bibliotecario de Stanford, dice que Eric Gill tiene ex libris tan explícitos que han sido cubiertos para evitar sonrojos, no los encontraré en internet.

Eric Gill se pregunta en el prefacio del libro de su autoría Art (The Bodley Head, Londres, 1934): “What is the thing or activity called art? What is that connoisseurs collect? What are the things that connoisseurs do not collect? The world is so full of a number of things; what is this special thing called art?” Apelando al sentido común, él mismo se responde en el primer capítulo del libro, The Nature of Art: “Art embraces all making. All things made are works of art.” No sé si estoy de acuerdo con Gill: para mi gusto existen demasiados ex libris.

Ex libris para Samuel Kahn
Xilografía, s/f
(Para quien se interese, se puede comprar aquí)


Madera grabada para el ex libirs de Freida Kemp Waldie


Ex libris para Katherine Mary Lowinsky
Xilografía, s/f
Ex libris para Karl Fletcher
Xilografía, 1927

Toilet
Ex libris para Norval Gray
Xilografía, 1923


Ex libris. San Antonio
Grabado en cobre, 1926


Ex libris Desmond Flower
Xilografía, s/f

10 comentarios:

Nell dijo...

Eric Gill era pedófilo y violador. He sabido de diseñadores y tipógrafos que se niegan a usar sus tipografía. A mí me causa algo de conflicto usar Gill Sans, que me gusta mucho.

Tal vez por eso no se encuentren muchos de sus ex libris ni siquiera en internet (y pocas cosas son muy explícitas para ponerlas en línea).

A pesar de esto no puedo negar que me encantan los ex libris que muestras en este post.

No sé si sea malo que existan demasiados ex libris. Son más oportunidades para todo tipo de coleccionistas. Además, ¡imagínate la ansiedad de querer poseer todos los ex libris que existen!
Me imagino que también lo comentas porque no todos son obras de buena calidad.

Por cierto, ¿es caro el ex libris de Samuel Kahn? Parece ser un buen precio por un ex libris de un artista famoso (y controversial).

Selva Hernández dijo...

Sí, Eric Gill era violador, pedófilo y sostuvo una relación incestuosa con su hermana, incluso con sus mascotas. Igualmente hay imputaciones a artistas como Lewis Carroll, Balthus, Charles B. Waite, por mencionar los primeros nombres que me vienen a la cabeza; si buscamos, estoy segura de que la lista crece. Aun más, si ampliamos las psicopatologías sexuales, bueno, pocos la libran. Todavía más si pensamos en aquellos que conservaron su reputación intacta, pero de cuya vida privada no tenemos idea.

Es imposible separar a la obra del artista y al artista de la persona. Yo detesto determinantemente a los pedófilos y violadores, pero no niego que siento fascinación por la obra de los artistas que mencioné arriba. Me cuesta trabajo, pero prefiero no juzgar sus vidas, por más detestables sean sus acciones y me quedo con su obra. Vita fugat, opera restat, versan algunos ex libris. (¿cómo se ponen itálicas e hiperlinks en los comentarios?)

Yo no me preocupo. Uso Gill Sans en todas sus variantes cada vez que un diseño me lo dicta. Se trata de una de las mejores tipografías jamás creadas, es de notable belleza, perfecta legibilidad, tan clásica como moderna. Igualmente lo son estos ex libris. Me sorprende de ellos la soltura de la línea, libre a la vez que precisa; la armonía de sus composiciones y la estructura de sus diseños; el manejo del contraste, unas veces con tendencia al negro y otras al blanco; la estampación impecable que se disfuta cuando se mira la estampa de cerca; la perfección de la tipografía. Me encantaría conocer esos ex libris censurados por las morales contenidas.

La moralina extrema es la madre de las psicopatologías sexuales, el mismo Eric Gill es un ejemplo. Basta con mirar la devoción de su trabajo para estampas y esculturas religiosas y comparar esta devoción con su controversial biografía. Con todo y todo me parece un contraste interesante. Mira la presición neurótica que se ve en los cortes de la placa de madera que muestra esta nota, el trazo perfecto de su línea –tan difícil de lograr en la xilografía– el cuidado extremo; mira los secretos que guardan estas imágenes, apenas perceptibles. Los notamos en el contraste entre la virtud de su trabajo y aquello que podemos intuir aunque jamás saber: lo sórdido de su vida, la perversion de sus sentimientos y sus motivaciones internas. Intrigante, sin duda.

Selva Hernández dijo...

Sobre el precio del ex libris de Gill, déjame revisar mis catálogos y te digo. Creo que está en precio. ¡Yo lo compraba!

Imposible, absurdo e impensable conseguir todos los ex libris que existen. ¿Te imaginas? Qué locura... Yo me hago bolas con los míos, los he cambiado de carpetas en varias ocasiones, ordenado, reordenado, olvidado, perdido, de todo. No sé qué haría con más. Pero es verdad, como en todas las manifestaciones del arte, los buenos son los menos.

JP dijo...

-- hola, de pura casualidad me encontre tu blog, primero dejame felicitarte por las ex libris, interesantes; segunda, habiendo nacido entre libros seria muy interesante que hablaras ya no de los autores, sus biografias y obra estan ya muy sobadas, pero que tal los libros como objetos, sus ediciones, sus encuadernaciones, de lo que estan hechos mas que su mera letra, porfa; yo pongo los links e italicas abriendo un doc en word, lo escribes y luego le das paste en esta ventanita, asi me ha resultado, por todo gracias

Anónimo dijo...

abra que hacer una lista de vidas ejemplares de diseñadores torcidos jeje

por cierto ¿existe el mercado negro de exlibris?

Selva Hernández dijo...

Jota Pe, el libro como objeto, esa es justo la idea de este blog. No escribo biografías, para eso hay otros espacios y otros autores, especializados.

Iván, no hay mercado negro de ex libris –que yo conozca– pero sí falsificaciones. ¡Cuidado!

Nell dijo...

La moralina extrema es la madre de las psicopatologías sexuales, el mismo Eric Gill es un ejemplo.

Concuerdo totalmente. Y me gusta lo que dices de juzgar la obra y al artista por separado. De otra forma, sólo perpetúas el ciclo.

Muy interesante tu respuesta, ¡saludos!

Nell dijo...

Para poner itálicas:

<i>texto</i>

Negritas (con b de bold)

<b>texto</b>

Links:

<a href="http://www.google.com">Este es un link a Google</a>

Si te fijas, los códigos abren y cierran encerrando el texto que quieres modificar. Cuando cierran, el código lleva una diagonal. No hay que olvidar las comillas en el url del link.

Unknown dijo...

Te doy toda la razón, yo también prefiero la obra del artista y no su vida privada. Las imágenes son tan especiales en composición y forma, que saben seducir nuestros ojos por su belleza; creo que esa la razón por la cual el artista debate la existencia de su pasión, de lo que nos gusta y nos disgusta, si no, el arte no existiría.

Selva Hernández dijo...

Nell, no había visto los tips, ¡gracias!