
Y la confesión de un verdadero crimen bibliográfico.
Una vez, cuando estábamos a la cacería de ex libris en las librerías de Donceles, Mercurio y yo encontramos un ex libris debajo de un ex libris debajo de un ex libris debajo de un ex libris debajo de un ex libris. Cada uno de los dueños de esa colección de libros –no tome la ficha, pero eran enormes tratados de arquitectura italiana del siglo XVIII, profusamente ilustrados con grabados calcográficos– puso su sello para desautorizar al propietario anterior.
No puedo saber si alguno de los cuatro propietarios que pegaron su marca sobre otra pensó en que en el futuro, una vez perdida la propiedad del ejemplar –muerte, robo, venta, quién puede saberlo–, un nuevo propietario pondría su orgulloso sello y que éste sería nuevamente tapado. Y que, finalmente un par de coleccionistas sin escrúpulos despegarían cada una de las marcas hasta llegar a la primera, fuertemente adherida sobre una hermosa guarda del dieciocho italiano. La última extracción fue dolorosa; el último ex libris, muy bello.
5 comentarios:
Yo sí la creo.
Y yo también, que divertido.
ESTIMADA SELVA. HERMOSO LO QUE TE DEDICAS. SI QUIERES PUEDO ENVIARTE POR ESTE MEDIO, UN EX LIBRIS DE UN PERSONAJE DE LA MEDICINA ARGENTINA QUE INVESTIGUÉ. SALUDOS. G.F.M.
Qué bien que me creen, ¡ya son dos!
GFM, sí, envíamelo, siempre me interesa.
mi mail:
selvahernandez@prodigy.net.mx
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