domingo, 1 de marzo de 2009

Tal vez la edad feliz

Una página del semanario dedicado a los niños y a las madres de familia. Se lee mejor aquí.

laedadfeliz con texto

Cuando inicio mi curso de Historia del Diseño cada semestre, reflexiono sobre la influencia directa de nuestros padres en nuestra formación, gustos, formas de ver la vida e interactuar con el mundo; de la herencia de su bagaje y sus tradiciones, de sus lecturas e intereses particulares sobre los de cada uno de nosotros. 

Pero se trata de una cadena exponencial de influencias y bagajes: la de nuestros abuelos sobre nuestros padres, la de nuestros bisabuelos sobre nuestros abuelos, la de nuestros tatarabuelos sobre nuestros bisabuelos. También se trata de una casualidad: que las personas en el pasado hayan sobrevivido a guerras, exilios, enfermedades; que éstas hayan ocurrido y así nuestros antepasados coincidieran en un encuentro amoroso y feliz (en el mejor de los casos); que sucedieran además en un momento y en un lugar preciso para que estemos aquí nosotros y no nuestro hermano que no nació nunca.

Si hacemos una cadena de generaciones de veinticinco años tal vez veamos que en 1873 había treinta y dos personas conociéndose en diferentes partes del mundo y teniendo encuentros amorosos para que cerca de 1974 naciera en la ciudad de México un niño de mi generación, yo misma. Tal vez este semanario que hoy pongo aquí fue leído por alguna de esas treinta y dos personas cuando eran niños, o una de las sesenta y cuatro que fueron sus padres o alguno de los ciento veintiocho de sus abuelos. Tal vez influyó en mí o en ti, sin quererlo e indirectamente; y tal vez ahora encuentres más cercana La Edad Feliz.

6 comentarios:

María (ahora en paz) dijo...

¡Clap, clap, clap! qué linda entrada Selva. Así es, nada es fortuito. Un abrazo, feliz inicio de semana, MP

Selva Hernández dijo...

¡Gracias María! Me encanta que te gustara. Pero yo creo justo lo contrario: todo es casualidad, pura casualidad con un margen de segundos, o menos.

Martha, la de siempre dijo...

¡Me encantó tu reflexión Selva!
Y que maravilloso y extraordinario que un día hace ya como 15 años hayamos coincidido tú y yo en un lugar improbable y tengamos esta amistad tan valiosa que hoy se extiende a nuestros hijos y su quererse tan espontáneo y sincero...
¡Cada vez te leo con más gusto!

Sonic Reducer dijo...

Qué hermoso es el contenido de tu blog. Apenas acabo de descubrirlo y me ha hecho pensar en éste: http://bibliodyssey.blogspot.com/

Volveré a él con más calma en unas horas.

Saludos.

Anónimo dijo...

Supreme blog. Love your fascinating images. Sign me up!

J.P. Keenan

César dijo...

Y habría que agregar la genética, porque muchas veces aunque no conozcamos o convivamos con nuestros parientes, llegamos a darnos cuenta un día que tenemos los mismos gustos, gestos, o manías que ellos.

Muy interesante reflexión y muy interesante blog.